Siete de cada diez niños son pobres según la UNICEF
Ayer recibimos una noticia muy preocupante, siete de cada diez niños en nuestro país viven en la pobreza. Son datos de UNICEF que deberían llenarnos de vergüenza.
Sin embargo no tenemos pudor cuando la televisión nos muestra el entorno de vida de muchos habitantes, sobre todo en los conurbanos de nuestras grandes ciudades, donde no hace falta medir la miserìa, la comprobamos con nuestros propios ojos.
Las últimas estimaciones de Unicef señalan esta situación en la que viven 8, 6 millones de jóvenes, menores de 18 años cuyos hogares no alcanzan el umbral mínimo de recursos económicos o cuyo hábitat los priva de un derecho básico, como vivienda, baño, acceso al agua, educación o salud, entre otros.
Este es el dramático escenario social que registramos en Argentina y que se agrava por la corrupción, como podemos comprobar estos días en inundaciones de caminos y de barrios enteros, anegamientos generados por obras de infraestructura que figuran ejecutadas eun 100 %, pero que nunca se hicieron por que los fondos específicos fueron a parar al bolsillo de los funcionarios de turno.
La alta inflación es otra de las causas directas de la pobreza, que en términos generales afecta a casi un 60 % de la población. Ayer se conoció que el aumento del costo de vida fue de 13,2 % alcanzando así un 276,2 % de aumento en los últimos 12 meses. Lo bueno es que viene disminuyendo, lo malo es que todavía es muy alta, la más alta de la región. En estos niveles tan altos la economía no se recupera y desordena todo.
El gobierno asegura que ha desactivado la bomba de la hiperinflación y es algo que los argentinos estamos conscientes de que así es. El proceso inflacionario es una constante de muchas décadas en Argentina, desde que los sucesivos gobiernos desde mediados del Siglo pasado comenzaron a utilizar la impresión de moneda espuria como mecanismo para equilibrar los déficits crónicos.
La sociedad tiene bien comprendido el camino que encara el presidente Milei, que sin duda es muy duro, pero que se muestra como el único valedero para salir adelante. Ya ha logrado el déficit cero y ha detenido la emisión monetaria, sin duda son pasos muy firmes e importantes para que todo cambie. Pero tengamos vergüenza de la pobreza y de una corrupción que también debe ser eliminada de cuajo para lograr un país diferente.
Las últimas estimaciones de Unicef señalan esta situación en la que viven 8, 6 millones de jóvenes, menores de 18 años cuyos hogares no alcanzan el umbral mínimo de recursos económicos o cuyo hábitat los priva de un derecho básico, como vivienda, baño, acceso al agua, educación o salud, entre otros.
Este es el dramático escenario social que registramos en Argentina y que se agrava por la corrupción, como podemos comprobar estos días en inundaciones de caminos y de barrios enteros, anegamientos generados por obras de infraestructura que figuran ejecutadas eun 100 %, pero que nunca se hicieron por que los fondos específicos fueron a parar al bolsillo de los funcionarios de turno.
La alta inflación es otra de las causas directas de la pobreza, que en términos generales afecta a casi un 60 % de la población. Ayer se conoció que el aumento del costo de vida fue de 13,2 % alcanzando así un 276,2 % de aumento en los últimos 12 meses. Lo bueno es que viene disminuyendo, lo malo es que todavía es muy alta, la más alta de la región. En estos niveles tan altos la economía no se recupera y desordena todo.
El gobierno asegura que ha desactivado la bomba de la hiperinflación y es algo que los argentinos estamos conscientes de que así es. El proceso inflacionario es una constante de muchas décadas en Argentina, desde que los sucesivos gobiernos desde mediados del Siglo pasado comenzaron a utilizar la impresión de moneda espuria como mecanismo para equilibrar los déficits crónicos.
La sociedad tiene bien comprendido el camino que encara el presidente Milei, que sin duda es muy duro, pero que se muestra como el único valedero para salir adelante. Ya ha logrado el déficit cero y ha detenido la emisión monetaria, sin duda son pasos muy firmes e importantes para que todo cambie. Pero tengamos vergüenza de la pobreza y de una corrupción que también debe ser eliminada de cuajo para lograr un país diferente.
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