Rosh Hashaná y Yom Kipur 5779


La comunidad judía celebra desde ayer noche, al aparecer en el firmamento la primera estrella, Rosh Hashaná o el comienzo de un año nuevo, que propone un tiempo de reflexión: revisar los orígenes y los propios actos para renacer como hombres y mujeres que toman las riendas de su vida. Diez días después tendrá lugar el Yom Kipur o día del perdón, correspondiente al año 5779 del calendario hebreo.  En la diáspora el primer día se prolonga por 48 horas.

Al período que separa ambas celebraciones se le llama, el de los Yamim Noraim ó días austeros.  Son días de arrepentimiento e introspección, de balance de los actos y acciones realizadas, de plegaria y sensibilidad especiales. Si bien se encuentra consagrada en la Biblia cuando dice: “En el mes séptimo, al primero del mes tendréis sábado, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación” [i] la festividad de Rosh Hashaná no está basada en ningún acontecimiento de la historia judía.

El concepto de Yom Hadin (día del juicio), otro de los nombres con que se le conoce,está dirigido a la humanidad toda, que recuerda el día de su creación, durante el cual comienza a ser juzgada por el creador y cada individuo debe encontrar su lugar en el Libro de la Vida.

En estos diez días, para la fe judía, el hombre debe disculparse ante el creador, pero también, y principalmente, ante sus semejantes, por todo el daño que, intencionadamente o no, pudo haberle provocado.   Los Yamim Noraim ó días austeros, buscan mejorar las relaciones humanas entre las personas.

En nuestro país, crisol de razas, religiones y culturas, tanto, judíos, musulmanes, cristianos y practicantes de otros credos, convivimos en paz y armonía. La libertad de cultos fue establecida por los sabios constituyentes de 1853, convencidos de que la inmigración procedente de los más alejados lugares del planeta, vendría en considerables contingentes a poblar el inmenso territorio argentino, por entonces un vasto desierto.

Es que el impulso que guiaba a los progresistas forjadores de nuestra organización, tenía como eje a la inmigración y  la educación. Para recibir a estos hombres y mujeres de allende los mares, como verdaderos hermanos, la libertad religiosa era un imperativo. Y así se fue conformando una sociedad abierta, amante del progreso, desarrollada, y respetuosa de la libertad de culto. Beneficios de la institucionalidad heredada de los padres de la patria,  de la que todavía hoy disfrutamos.

Es por todo ello que nos unimos a la comunidad judía en sus ancestrales celebraciones.  

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